Rony Brauman acerca del ébola: « La comunidad internacional no está preparada para hacer frente a una crisis de esta envergadura »

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Entrevista con Rony Brauman, ex-Presidente de Médicos sin Fronteras y Profesor en el Instituto de Estudios Políticos de París.

Geneviève Sababadichetty : Rony Brauman, no es la primera vez que esta enfermedad mortal se declara en África (así como en otras partes del mundo), pero siempre se ha podido contener. ¿Cómo explica entonces MSF —que está en el centro mismo de la crisis en Guinea y estaba presente allí cuando aparecieron/ se confirmaron los primeros casos de ébola— la pérdida de control sobre el virus y su extensión?

Rony Brauman: Esta epidemia es distinta a las anteriores en la medida en que éstas se producían en zonas rurales, bajo la forma de focos de infección aislados. Y el número de casos era escaso. Esta vez, la epidemia estalló en la frontera entre tres regiones fronterizas, entre Sierra Leone, Liberia y Guinea, cuya población es extremadamente móvil y le importan poco las fronteras… En seguida se propagó la epidemia a través de estas poblaciones en movimiento y llegó a las capitales de cada país.

El virus en sí mismo no ha mutado pero sí ha sorprendido la forma que ha tomado la epidemia. El hecho de que haya brotado en zonas urbanas es algo nuevo, sabiendo además que era una enfermedad desconocida en esta región hasta entonces. Las epidemias anteriores se situaban en África central. Cabe añadir, por otra parte, que la enfermedad se presenta bajo la forma de un síndrome gripal, sin sintomatología específica, y así se puede entender que hayan pasado desapercibidos los primeros casos los pasados meses de diciembre a marzo. Una vez identificada la enfermedad, la reacción ha sido insuficiente a causa de la debilidad de las infraestructuras sanitarias locales y de la negación del hecho/ de la epidemia por parte de los gobiernos. El Presidente de Guinea acusó a MSF de exagerar el fenómeno con fines publicitarios. Las autoridades sanitarias, como la OMS, pensaban que la epidemia desaparecería sola, como fue el caso en las anteriores epidemias.

GS: En septiembre, MSF Australia rechazó 1,7 millones de euros del gobierno australiano con el motivo de que MSF no era «un subcontratante de los Estados en materia de epidemias», cuando otras ONGs hacen campañas para recaudar donaciones masivas. ¿Está usted de acuerdo con esta toma de posición?

RB: MSF Australia rechazó esta donación porque quería que el Estado australiano implicara a sus propios equipos en el terreno y consideró esta ayuda financiera como una forma de compensación por no hacerlo. Esta toma de posición me parece inapropiada y desafortunada. MSF no puede dictarles a los Estados las decisiones que toman. Sabiendo, además, que las necesidades financieras son enormes y que tenemos que prepararnos para una intervención que todavía durará meses.

El argumento según el cual las ONGs no sirven para sustituirse a los Estados no vale. Es un tópico… o una manera de rebajar su trabajo. No veo por qué en un caso de desastre natural como una epidemia los gobiernos no podrían a la vez financiarnos y decidir mandar o no equipos suyos al terreno. ¿Cómo explicar entonces que MSF por una parte haga campañas para recaudar donaciones y, por otra, rechace esta donación concreta? Es incoherente.

GS: Sin embargo cabe preguntarse si un desastre de este orden sigue perteneciendo al campo de acción de las ONGs, en este caso de MSF en concreto. ¿Delegan totalmente en ustedes los Estados?

RB: No, no creo que sea así. En este caso concreto los gobiernos y la OMS han tardado en reaccionar por distintas razones que siempre hay que tener presentes, aunque por ahora no dispongamos de la perspectiva crítica suficiente sobre este asunto. El carácter novedoso de esta epidemia y, al mismo tiempo, la existencia simultánea de varias crisis muy graves (en Mali, en República Centroafricana o en Oriente Próximo, por ejemplo) movilizan gran parte de la atención de los gobernantes.

Por lo que respecta a la OMS, lo que influyó ha sido el ver en esta crisis la repetición de un fenómeno ya conocido y de poca relevancia con respecto a otras enfermedades mortales importantes. Más aún cuando se sabe que la crisis financiera y económica de los últimos años afectó considerablemente a esta organización, causando la supresión de centenares de puestos de trabajo, lo que debilitó su capacidad de acción, incluso en el campo de las enfermedades víricas y emergentes. Hoy en día la OMS describe su papel como el de una agencia de consulta técnica y no ya como la autoridad directiva que pretendía ser cuando se fundó.

Pero no se puede olvidar que los principales actores son la oficina regional para África de la OMS y los propios Estados afectados, antes que Australia, Gran Bretaña o Francia… Según las ONGs, entre las cuales MSF, los únicos a los que no se critica son precisamente los más directamente implicados, como si existiera algún tipo de tabú al respecto. En realidad, todo el mundo conoce la situación de corrupción y de incuria en Liberia o Guinea, así como en la oficina regional de la OMS en África y éste es un auténtico factor de agravación de la extensión de la epidemia… No hay suficiente personal médico, no se le paga, no se equipan a los centros de salud… ¡Sí que existe una jerarquía de las responsabilidades!

Todo esto me parece imprescindible para entender la situación, sin limitarse a criticar a los «sospechosos habituales», es decir, a la ONU, las compañías farmacéuticas o los Estados occidentales…

GS: El director de las operaciones de MSF, Brice de la Vigne, afirmaba hace poco que «Hace falta una cadena de mando. Lo que resulta problemático más que la cuestión financiera es la ausencia de leadership y de organización». ¿Cómo se organiza la ayuda desde que todos tenemos hemos tomado conciencia de la envergadura de esta catástrofe sanitaria?

RB: La epidemia abarca tres países, de los cuales dos son anglófonos y el último francófono. En tal contexto es muy difícil cualquier intento de coordinación de las acciones. Los únicos en poder llevar a cabo una coordinación a tal escala son los gobiernos y las Naciones Unidas. Que yo sepa, no existe por ahora esta coordinación. Con lo cual nadie puede tener una idea global del despliegue de las fuerzas o de la velocidad a la que se extiende la epidemia, aunque sí tengamos más datos generales sobre la progresión de la epidemia que sobre el despliegue de las fuerzas.
La OMS debería, con toda lógica, dirigir esta coordinación.
Por ahora sólo asume parcialmente este papel: publica con regularidad informes de la situación, informa sobre la extensión de la epidemia, sobre focos con situación crítica, sobre nuevos brotes, etc. En cambio, existen fallos en la recopilación de datos.

Por ejemplo, no se sabe mucho de la situación en el interior de las tierras de Liberia o de Sierra Leona, tanto respecto a la extensión de la epidemia como al despliegue de las fuerzas en el terreno. Se anuncian nuevos centros de salud, pero ¿qué pasa entre el momento en que se anuncia el proyecto y el momento en que son operacionales los nuevos centros de salud? Puede que haya que esperar mucho entre una cosa y la otra.

Por otra parte, ¿cuándo se tiene que tomar en cuenta el proyecto? ¿Cuando se pone en marcha o cuando ya es operacional? Hay que ir a ver cómo funcionan las cosas en el terreno y comprobar que si un paciente acude con fiebre y vómitos se le diagnostique correctamente y, en caso de que sea necesario, se le aísle.
Nadie tiene la posibilidad de hacerlo hoy en día. Además, dada la imposibilidad para los organismos existentes, tantos los nacionales como los extranjeros, de controlar la situación, es imprescindible animar y apoyar materialmente las iniciativas que surgen de la población.

Ce texte a été traduit par les étudiants du Master 1 CICM, Université Stendhal, Grenoble.

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